Yo también jugué e intenté ser invisible

El mensaje del video es impactante para quienes lo podemos comprender y jugamos a ser invisibles por muchos años de nuestra infancia.

Nunca se me ocurrió una idea como esta pero tuve la idea siempre que si me quedaba callada y sin mover, casi sin respirar iba a tener éxito. No fue así… Y para intentar el éxito también muchas veces intenté suicidarme desde los 5 años, quizás un día lo lograba y desaparecía completamente, así no tenía que vivir un día más en esa casa de dónde intenté escaparme muchas veces pero siempre regresaba.

2 thoughts on “Yo también jugué e intenté ser invisible

  1. Como me duele comprender y sentir este vídeo, me arde mi pecho y mi garganta, el sólo pensamiento de los miles de niños y niñas que en el día a día desean con todas sus fuerzas DESAPARECER me sobrepasa, es abrumador. Cuanto me duele tu historia, tu niña, me dan ganas de atravesar la pantalla y darte un abrazo, decirte que NUNCA MAS tendrás que pasar por eso, que nadie más puede hacerte daño y que te creo y siento, que vivo ese dolor, porque también fue el mío, el de mis hermanas y hermano, a quién no pude proteger, ellas y el también les hubiese gustado convertirse en una mesita de noche cada vez que el maldito de nuestro tío invadió sus habitaciones, sus cuerpos, sus almas, desbaratando sus sueños, robándoles la alegría. Como me duele recordar a mi niña y su terror cada vez que veía venir a su padre borracho, aplastando su pequeño cuerpesito con su asqueroso y pesado, tan pesado cuerpo, yo también quise irme y no regresar nunca más, mis oraciones de la noche nunca fueron las de una niña «normal» las mías comenzaban así: «Papá Dios por favor, por favor, llévame pronto, concedeme mi sueño de estar en el cielo, has que hoy por la noche cierre los ojos y cuando los vuelva a abrir, esté rodeada de angelitos y pueda proteger a mis hermanos desde el cielo» lo siento, es muy doloroso y te pido perdón si mi recuerdo te afecta. Lo que me calma es saber que me he convertido en la adulta que ama, protege y escucha a esa niña, por muchos años le hice daño, me avergonzaba de ella, la culpaba por no haber detenido los abusos de sus hermanos y el mío, ahora que recuerdo con claridad y dejé de juzgarme, de culparme, honro cada esfuerzo, cada acto de coraje y valentía, SI grité, SI pedí ayuda, acudí a mis «supuestos» protectores mi madre y abuela, sólo para recibir mi primer paliza con las palabras finales de: estás endemoniada! poseída! lo que necesitas es una buena penqueada para que dejes de decir esas mentiras horribles sobre tu tío que tanto te quiere, sos una niña sucia de mente, debes de pedirle perdón hoy mismo! Y así fue, allí estaban ellas asegurándose de que le pidiera perdón, a quien horas más tarde con cara de triunfo me decía: Te dije que no te iban a creer! Esa noche fue la primera en la que desaparecí, es a la fecha y no recuerdo más allá de su rostro y sus manos acercándose, todo lo demás no sé dónde está, no tengo recuerdos conscientes de los días siguientes, sólo se que se terminaron las vacaciones en la casa de la abuela y le dí gracias a Dios por no tener que estar allí, pero el daño ya estaba hecho, fue el comienzo de estar muerta en vida. Hoy puedo decir con profunda emoción que llevo 1 año y 4 meses de estar aprendiendo a VIVIR, a sentirme, a comprender el lenguaje de mi cuerpo, a saber identificar y nombres mis emociones y sentimientos, la sanación no es utopía, el camino es largo, doloroso, extenuante muchas veces pero estoy VIVA, mi mirada ya no es un vacío constante, se puede y quiero seguir intentándolo. Si yo sano, vos también sanás! esas al parecer sencillas palabras, son ciertas y encierran un poder sanador de proporciones gigantes, SANARAS! y muchas de nosotras con vos! Un abrazo de osa, lleno de cariño y tibio cariño.

    • Gracias por compartir cómo viviste el anhelar ser invisible Jo. Me permito decir que no tenés por qué pedir perdón por permitirte expresar tus recuerdos en este o cualquier otro espacio.

      Estoy aquí para leerte, estoy aquí para celebrar a esa adulta en la que te has convertido quien ama, protege y escucha a la preciosa y valiente niña que fuiste y que hoy te acompaña. Celebro aún con mayor emoción que estés VIVA, que estés viviendo tus emociones sin negarlas, que seas consciente de tus capacidades y fortalezas, que reconozcas tus límites y estés en el camino correcto de sanar.

      Recibo con mis brazos abiertos ese abrazo de osa con otro muy respetuoso para esa niña valiente a quien admiro en vos.

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